- Ćngela Cardona
- 23 sept
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 22 oct
El perfeccionismo como ilusión de control

Muchas mujeres en mi consulta, se identifican con alguna de estas formas de perfeccionismo:
1) Las que se paralizan y no terminan sus proyectos
2) Las que terminan, pero nunca estƔn "satisfechas" con su trabajo
Aunque usan el "perfeccionismo" como ilusión de control, la paralisis y la insatisfacción constante van mÔs allÔ de la fuerza de voluntad, se trata en muchos casos de una respuesta a la angustia y al miedo. ¿Pero angustia de qué o miedo a qué? Voy a desarrollarlo:
La tiranĆa de los deberĆas
Una de las formas de presentación del perfeccionismo es el bucle de los deberĆas, deberĆa hacer eso, deberĆa haber hecho esto, deberĆa, deberĆa, deberĆa y no hago, etc.
Karen Horney (1885-1952) una de las primeras mujeres psicoanalistas, desarrolló la idea de "La TiranĆa de los DeberĆas", una voz vorĆ”z que traduce todo en ideales inalcanzables.
En la psicologĆa feminista, trabajar con estas ideas y reformularlas y contextualizarlas para romper el ciclo del perfeccionismo. Hay que ubicar cuĆ”les son los "deberĆas" y de dónde viene ese empuje a estar siempre insatisfecha.
Horney también señaló, (y coincido), que el psicoanÔlisis fue construido desde una perspectiva masculina y, por lo tanto, era y es necesario revisar estas ideas para entender mejor la experiencia de las mujeres.
Subrayó la importancia de reconocer cómo la sociedad patriarcal contribuye a la internalización de estas voces crĆticas en las mujeres, alentando una autopercepción basada en la perfección y la obediencia a normas externas. Es decir, como mecanismo de control.
La presión que enfrentan las mujeres para ser perfectas tiene raĆces muy profundas en la historia y la cultura. Desde siempre, se les ha impuesto la idea de ser la āmujer ideal" para ser elegidas: atractivas, cuidadoras y exitosas en el trabajo, sin margen para errores. Ā AdemĆ”s, la sociedad tiene estĆ”ndares de belleza mucho mĆ”s estrictos para las mujeres, ya que han capitalizado su cuerpo, promoviendo imĆ”genes ideales que son casi imposibles de alcanzar.
Desde pequeñas, las niñas son socializadas de manera diferente a los niños, aprendiendo a ser complacientes y a preocuparse por las necesidades de los demÔs, lo que las hace mÔs sensibles a lo que se espera de ellas. Se valora a las niñas cuando son perfectas y sabias, y se traduce el ser buenas como perfectas.

SegĆŗn varios estudios las niƱas muestran una mayor preocupación por los errores y esto aumenta a medida que pasan de curso acadĆ©mico (Siegle y Schuler, 2000), las alumnas se inclinan por agrandar sus errores mĆ”s de lo que son por el alto nivel de autocrĆtica y la gran insatisfacción personal, por lo que sus expectativas de logro son mayores.
AdemÔs, tienden a referir su éxito a la suerte o al sobreesfuerzo y establecen una percepción respecto a sus capacidades y habilidades diferente a sus iguales, los hombres, añadiendo que los roles impuestos afectan a las expectativas y a la autoestima.
Un ejemplo de esto, nos lo dicen en el libro El SĆndrome de la Impostora, las autoras reflejan cómo, ante una candidatura laboral, las mujeres tienden a no aplicar, si no cumplen el 100% de los requisitos, mientras que los hombres lo hacen con un 70%. (Ellas infravaloran, ellos sobrevaloran).
La Importancia de Normalizar el Error y el Proceso de Aprendizaje
En terapia, trabajo con las paradojas y dudas patológicas que el perfeccionismo impone, al igual que con los sĆntomas que arrastra como ansiedad, depresión o burn out.
Una estrategia común es primero darle lugar a la frustración y luego intervenir para normalizar el error como parte del proceso y a conectar con su trabajo, mÔs allÔ del resultado. Curiosamente son mujeres que les encanta aprender pero no soportan el proceso de aprendizaje.
Analizamos los ādeberĆasā y buscamos transformarlos en preferenciasĀ o deseosĀ mĆ”s flexibles: āMe gustarĆa hacer esto de la mejor manera posible, pero estĆ” bien si no es perfectoā, es decir, relativizar los propios mandatos.

Cuando el perfeccionismo se transforma en una alta sensibilidad a la crĆtica, una estrategia terapĆ©utica que practico, es diferenciar el "feedback " de la crĆtica personal. Al utilizar el anglicismo, se puede tomar distancia y contextualizar la crĆtica en el trabajo y no en la persona.
Entender que la perfección no es un requisito para merecer ser querido ni para disfrutar de la vida, ni siquiera es una cualidad o una virtud.
Aceptar los errores es parte del proceso de aprendizaje y para aprender hay primero que no saber... y tolerar y soportar entonces ese espacio-tiempo de incertidumbre.
Estos patrones de perfeccionismo pueden ser difĆciles de manejar solos.
Para saber mÔs sobre mi servicio de psicoterapia, puedes leer que trato en una primera sesión.




